cuchillo canario

COLECCIÓN VIRTUAL DE CUCHILLOS CANARIOS

Mi nombre es José Juan y elaboro cuchillos canarios de forma tradicional empleando las técnicas que desde tiempos pretéritos se han utilizado para confeccionar esta variedad cuchillil. Me he decidido a realizar este blog como punto de partida para que todos los amantes del CUCHILLO CANARIO puedan apreciar y valorar la belleza y la perfección de los acabados orfebres de los cabos, en la mayor colección de fotos de estos objetos. Aquí encontrarás cuchillos de varios artesanos además de los elaborados por mí.

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domingo, 16 de febrero de 2025

Las firmas

Sobre la firma Las firmas en las hojas de los cuchillos canarios es un tema bastante controvertido. Como es sabido, los cuchillos canarios tienen por lo general, entre otras peculiaridades, una serie de rayas y x incisas en el colchón. Estas marcas que aparecen en el colchón y en el comienzo del pete de la hoja, ya las encontramos en los cuchillos canarios antiguos del siglo XIX. Estas primeras firmas suelen ser equis y rayas. Estas marcas no aparecen en la cuchillería española antigua, sin embargo, la encontramos en cuchillos antiguos argelinos, no olvidemos que la población morisca fue de gran relevancia en Canarias, la cual desarrolló diferentes oficios. Existe una creencia generalizada de que estas muescas, a modo de firmas que se realizan en los cuchillos canarios hacen referencia al artesano que lo construyó. Este argumento es una verdad a medias que trataré de explicar en las siguientes líneas para, posteriormente, mostrar un catálogo de las firmas, de elaboración propia, que algunos artesanos dejan en las hojas de los cuchillos canarios que montan. La historia del hombre está vinculada directamente con la herramienta más versátil para su supervivencia, el cuchillo, y se ha venido identificando con él desde los albores de la humanidad. Como herramienta, se precisa de que esta sea de buena calidad, duradera y que cumpla las infinitas funciones para las que se ha construido. La cantidad de tipos de cuchillos u objetos cortantes que existen y han existido son numerosas, cada uno de ellos con unas características y propiedades muy diferentes. A rasgos generales, se espera de ellos que tengan un buen filo y una buena resistencia al desgaste. Por ello, el portador buscaba a los mejores artesanos que le ofrecieran productos que se adecuaran a sus demandas. De ahí surgió la necesidad para estos artesanos de marcar sus piezas para que fueran fácilmente reconocibles y que dieran una marca de autenticidad al propietario-a, que de otra manera no podían conocer. Estas marcas, por lo tanto, reafirmaban la autoría de un cuchillo, navaja u otro como así lo atestiguan cuchillerías tradicionales de todo el mundo, como la japonesa, la argentina, la española, la francesa, la inglesa… a través de cuños, formas específicas de algún elemento del objeto cortante como incisiones o dibujos. En el caso que nos ocupa, ampliando lo anteriormente expuesto, es la sucesión de líneas rectas que los artesanos dejan en el colchón de la hoja. Ya estas marcas aparecen desde que hay constancia desde los primeros cuchillos canarios que se conocen. En su origen y hasta finales del siglo XIX eran las marcas que el artesano cuchillero realizaba para dejar constancia de su hechura, de que ese cuchillo, hoja y cabo habían salido enteramente de su taller o herrería. Por lo tanto, eran marcas que procedían de familias de herreros y que las siguientes generaciones adoptaban añadiendo o no alguna modificación a la misma, por lo general, agregaban una línea más. Pero ya a finales del siglo XIX, como ya anotamos (Zamora y Sosa, 2018), con la entrada de plateros y orfebres en la producción de cuchillos canarios debido al enlace de estos por vía matrimonial con la de herreros (los Batista con los León), ya los cuchillos no estaban fabricados enteramente por unas mismas manos, sino que los plateros adquirían las hojas ya acabadas a los herreros para encabarlos con primor y esmero. A partir de las últimas décadas del siglo XIX, las marcas se seguían realizando, pero ya no hacían referencia al artesano que hizo el cuchillo sino al herrero que forjó la hoja. Este hecho se popularizó hasta el día de hoy y muchos de los artesanos cuchilleros realizaban o realizan los cabos únicamente. También hay evidencias de que esas marcas eran usadas, por algunos cuchilleros, no como firmas identificativas de su autoría, sino como un detalle más, como otro adorno al trabajo realizado. Por ello, en función del tiempo y ganas que se tuviera a la hora de marcar las hojas, a veces hacían unas marcas, a veces otras o simplemente iban haciendo marcas al gusto, no repitiendo siempre la misma marca. Si avanzamos en el tiempo vemos que, en las últimas tres décadas, algunos de los herreros que suministraban las hojas a estos cuchilleros seguían firmando sus hojas como señal de garantía de sus piezas, pero otros no, entregando las hojas con el colchón sin ningún tipo de muesca o marca. Estos cuchilleros montaban sus cabos en estas hojas y los dejaban sin firmas, pero otros han puesto y ponen sus propias marcas a hojas ajenas. Como ya sabemos, la característica primordial que poseen nuestros cuchillos canarios es la de llevar hojas intercambiables, ya que se suelen gastar con el uso continuado y, sobre todo, después de los múltiples reafilados que llevan sus delgadas hojas. Al “echar” una nueva hoja, quien la realice y la firme no expresaría la autoría del cuchillo sino únicamente la de la hoja, que puede ser o no el mismo que quien fabrique el cabo. Es más, se puede dar el caso de cuchillos con una hoja de un herrero con un cabo de otro artesano cuchillero y con la firma de un tercer cuchillero. Es frecuente que se lleven a cambiar hojas y que el artesano no forje sus hojas, sino que las adquiera a un herrero. Por tanto, pondría una hoja de un herrero, al cabo de otro cuchillero y le añadiera su propia firma. Por las razones anteriormente expuestas y sobre todo en la producción de cuchillos canarios de los últimos 30 años, no podemos dar por sentado que un cuchillo con una firma determinada fuera realizado por un artesano en concreto. Por lo tanto, la firma que registra una hoja en su colchón no es vinculante con ningún cuchillero y más aún si entramos en temas de imitaciones o falsificaciones. Es por ello que hay otros mecanismos de conocer la autoría tanto de la hoja como del cabo. Para ello debemos conocer la impronta de cada cuchillero, haga o no hojas pues cada uno, indiscutiblemente, tiene una forma de trabajar diferente y proporciona rasgos diferenciadores a sus piezas. En este sentido, para empezar, nos fijaremos en la hoja, en rasgos como la longitud, grosor, forma del colchón, su enlace con el pete y el arranque de este hacia la punta, las líneas de este último y del filo, pero, sobre todo, en cómo hacen los ángulos cóncavos y convexos de la garganta y la espiga. Si nos fijamos en los cabos, también estos tienen rasgos muy diferenciadores y cada cuchillero tiene una manera de conjugar sus piezas, de utilizar tipos diferentes de materiales, los diseños de las incrustaciones, los grosores de las mismas, los ángulos y longitudes de los casquillos, así como la forma de las perillas, los tipos diferentes de ahusados. Y es que, aunque se intente imitar, raramente es difícil no diferenciar la autoría de un cuchillo y vincularlo con los cuchilleros más reconocidos. Y es que en eso radica la fascinación de nuestra cuchillería, que cada artesano tiene una forma muy distinta de trabajar produciendo piezas muy diferentes a las de otros artesanos enriqueciendo enormemente a esta variedad de cuchillos. Por lo tanto, lo ideal sería que en la hoja solo aparezca la firma de quién la forjó y en el cabo la firma de quién lo realizó, por ejemplo, en las marcas o líneas de los casquillos o con otras marcas. Tal es el caso de artesanos como Castor Castro Morales que embute un punto de cobre en la parte inferior del casquillo delantero o como hacía Norberto Marrero, grabando una X también en la parte inferior del casquillo delantero, así poseeríamos dos firmas inequívocas, como pasa en otras cuchillerías que el que hace la hoja deja su firma en la misma y el que lo encaba, en otro. A modo de resumen, la firma estampada a modo de ranuras realizadas por el colchón es solo un indicativo más para averiguar la autoría de un cuchillo canario, pero no la única, la observación de las otras características son mucho más vinculantes que estas marcas o firmas. Aun así, les dejamos un catálogo de las firmas más representativas del último siglo y la orientación de las mismas.

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