Si una fotografía de un cuchillo o de un cabo está bien tomada, el cuchillo luce, con todo su esplendor, su hechura, su brillo, su hermosura, pero si por el contrario no está bien enfocada o con escases de luz, el resultado es que el cuchillo no parezca lo que en realidad es. En este sentido, se han mostrado varios cuchillos , y este, desgraciadamente, es otro ejemplo. No soy buen fotógrafo, y aquí se aprecia, pero les aseguro que el cuchillo en realidad es mucho mejor de lo que parece. Prueba de ello es el material empleado para su confección: oro de 18 kilates para las incrustaciones de la pieza central, plata de ley de 925 para el resto de las incrustaciones, para los separadores, y para los casquillos, cuerno de macho para las piezas incrustadas y marfil para las puntas. Con estas características ustedes se pueden imaginar el resultado, lástima que ya no lo poseo para poder practicar sacándole fotos buscando mejores resultados. Este cabo está montado en una hoja de acero inoxidable de 17 cms. y entregado en una caja tallada de bitacola y forrada en terciopelo. Adquirido por Laura como regalo para su marido Salvador por su cumpleaños, un gran amante de nuestros cuchillos canarios, del que ya he mostrado algunos de sus ejemplares hace ya un tiempo. Elaborado en marzo de 2011.
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