martes, 26 de febrero de 2013
cuchillo nº 410
Hay cuchillos canarios que, desgraciadamente, le perdemos la pista y solo lo podemos disfrutar en una vieja fotografía, o lo que es peor, en un vago y borroso recuerdo. Ésto le ha ocurrido a mi amigo Heriberto, novel coleccionista. Además, su colección la utiliza a diario en las labores pastoriles, empleando uno u otro ejemplar dependiendo de la tarea o si se va a lucir. En una fotografía de escasa nitidez de hace 18 años, justo cuando nació, aparece su padre ordeñando una cabra y en su cinto, una gran vaina de donde sobresale un sobrio pero lindísimo cabo. Era el cuchillo de su abuelo y le perdió la pista. Por ello, me pidió una réplica del mismo y este es el resultado, montado, esta vez, sobre oja de acero inoxidable de 20 cms.
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