Para estrenar la centena, que mejor que uno de esos cuchillos muy difíciles de repetir, aunque no me pararé de reiterar que se pueden parecer enormemente dos cuchillos canarios, pero al ser artesanía pura y dura, son irrepetibles. En este caso, es un cuchillo digno de mostrarlo en cualquier vitrina, porque es una auténtica maravilla. Se ve que es antiguo, pero no sabría asegurar a que época pertenece, posiblemente a la primera mitad del siglo XX. Está tipológicamente clasificado como cabo de puntas, puesto que está formado principalmente por dos piezas grandes (puntas de astas) a ambos lados de la pieza central. Está formado por 15 piezas de cuerno de diversos animales. Empezando por los casquillos hacia la pieza central encontramos la primera arandela de cuerno negro, seguramente de ganado caprino, luego le sigue una pieza de cuerno rubio, de ganado ovino. La pieza que le sigue es una de las puntas, y es de cuerno de ganado vacuno. Las siguientes piezas son una fina de cuerno negro, otra más gruesa de cuerno rubio y nuevamente una delgada de cuerno negro, para llegar a la primera pieza con incrustaciones, que escoltan y decoran la pieza central, una pieza de cuerno negro con incrustaciones en X con dos líneas paralelas, muy bonitas y atractivas a la vista. Aparentemente estas incrustaciones metálicas y las arandelas separadoras son de metal dorado, posiblemente latón o bronce , pero a mi juicio lo irrepetible y más característico de este cuchillo son los casquillos. El material utilizado para su fabricación es difícil de averiguar, al menos para mí, es de metal blanco con una tonalidad amarillenta, tal vez plata o alpaca. El burilado es el más impresionante que he tenido posibilidad de apreciar, es una auténtica obra de orfebrería. El propietario es Juan Pedro G. vecino de Gáldar.
Picar sobre la foto para agrandar
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario